Aquella semana fue una de las peores de mi vida. Mi madre tenía mil cosas por hacer y dos mil que organizar. Seguía enfadada conmigo y yo ignoraba su enfado pero intentaba ayudarla en todo lo que podía. Me dolía tener que recoger mis pertenencias, mis prendas de vestir y todo lo demás. Nunca imaginé que mudarse fuese tan complicado hasta ahora. Terminó la semana y empezó otra.
El motor de un ruidoso camión paro enfrente de la Torre Eiffel y a la vez enfrente de casa. Tocaron al timbre y apareció un señor mayor, aunque robusto, con una edad considerable, para transportar las cosas a su camión. Pensé que con su edad no podría ni llevar un sillón con ayuda, pero al rato descubrí que era un hombre muy fuerte y que llevaba más de 30 años en su empresa de mudanzas. Cuando ya estuvo todo recogido mi madre me dijo que nos iríamos mañana a primera hora. Ese día fue peor.
Fue un día realmente espantoso. Me puse la única ropa que quedaba en mi armario, que había preparado con antelación. Estaba muy dormida pero consciente de los hechos y que esos instantes serán los últimos que estaré en mi casa. Cuando ya estaba todo listo cerramos la puerta y entregamos las llaves. Mi madre pidió un taxi y se subió. Me llamó para que fuese con ella y me di la vuelta hacia casa. La última vez que la vería con seguridad, frené las lágrimas y con aire solemne me dirigí al taxi por aquella última mirada a la casa. Nada más subirme se puso en marcha e intenté no mirar hacia atrás. Pero no pude contenerme. La miré y la tristeza inundó mi interior de nuevo. Seguro que nunca volvería y con toda certeza de que si vuelvo, no pasaré por ahí. Estará comprada por otras personas, y no me atrevería a pedirles si me dejaran verla. Mi madre se percató pero aunque siguiese enojada me dirigió unas palabras de consuelo y ya no habló más.
El coche nos transportó hasta el aeropuerto y miramos las pantallas para saber exactamente a qué hora salía el vuelo.Era ya un poco tarde, el control de maletas y demás se me hizo largo. La cola era interminable. No pensé que hubiese tanta gente para embarcar.Al fin nos llamaron por el megáfono y la voz recorrió todos los rincones del aeropuerto ‘’Vuelo 4657f con destino a Beverly hills los Ángeles’’.
-Es nuestro avión mamá. ¿Te arrepentirás de dejar Francia?
-No estoy segura hija, pero creo que he tomado una de las mejores decisiones. Y tú… ¿me perdonarás?
-Claro que sí. Yo no estoy enfadada, más bien preocupada por…el futuro.
-No le des más vueltas, vive el presente. El futuro vendrá y estaremos preparadas.
-Sí madre.-Le di un beso en la mejilla. Después de aquellas palabras me sentía mucho mejor, aunque seguía triste.
Embarcamos en el avión y nos pusimos cómodas en nuestros asientos. Sería un viaje no muy largo y ya no había vuelta atrás. Para mí fue un prolongado vuelo sin turbulencias. Miré por la ventanilla con aire cansado y mirada distante. Rozábamos las nubes que parecían algodón muy suave y blando. Aunque eran 2h y 10 min. de vuelo me pareció demasiado largo ya que no estaba acostumbrada a viajar en avión. Nos retrasamos media hora y al final el piloto aterrizo sobre la pista. Cogimos las maletas de la cinta transportadora y tomamos de nuevo un taxi que nos llevó a mi nueva ciudad, a mi nueva casa, y lo más importante, a mi nueva vida. El taxi paró con un ligero ruido en frente de una casa. Mi primera impresión de cuando me apeé en la acera y observé la casa de arriba abajo fue que me pareció preciosa. No pude evitar una sonrisa al verla. Inspiraba algo agradable y acogedor. Mi madre también sonrió.
-¿Te gusta?- me preguntó.
-Es muy bonita -manifesté sin poder apartar la vista de la casa que tenía delante. Por dentro era también muy hermosa. Mi madre me vio pensativa .Me sonaba el nombre de la ciudad pero no por haberlo escuchado antes. Tenía la sensación de alguien conocido vivía aquí.
-Ya verás cómo te acostumbrarás.-dijo mi madre.
-Sí, me gusta pero sigo queriendo mucho a París. En lo que estaba pensado es que Beverly hills…
-¿Qué Beverly hills…?-repitió mi madre.
-Me suena mucho el nombre de la ciudad. ¿Alguien que conocíamos se marchó a vivir aquí?-pregunté vivamente.
-Mmmh-pensó mi madre.-Me has hecho entrar en duda. No estoy segura. Yo también pienso que alguien conocido vive aquí. Si esto es cierto podía enseñarnos la ciudad ¿no?
Se me encendió una luz en mi cabeza.
-¡Pues claro!-exclamé de pronto.-No he podido ser más tonta.-No te entiendo-dijo mi madre con expresión divertida.- ¡Anna, mi amiga de 6º de primaria!
-Es cierto se mudó. ¿Tienes su teléfono? Aunque en este caos no se puede encontrar nada.
- ¡Claro! En mi agenda, la tengo en mi bolso-Cogí mi bolso como una exhalación y empecé a buscar dentro con ahínco.
-¡La encontré!-exclamé. Marqué el número en mi móvil pero no sabía bien que decir. Después de tantos años quedaría un poco raro’’ Estoy en Beverly hills como tú. ¿Me la enseñas?’’De repente cogió alguien el teléfono y al otro lado del auricular sonó una voz familiar y femenina que me trajo muchos recuerdos.
** Siento haber escrito este capítulo tan mal...Esque tenía prisa. Sigue siendo muy largo me he dado cuenta y intentaré mejorar T^T Graciias por todos los comentarios.Me gustaría también que se hicieran seguidores a los que les gusta la novela. He obsevado que a alguien no le gustan los personajes y me vota interesante. Porfa que ese alguien me comente diciéndome que es lo que no le gusta y si lo puedo mejorar. También he abierto un nuevo chat donde me podréis poner sugerencias, comentarios, etc. Pronto pondré los resultados de las encuestas. Comentar y sobretodo os doy gracias. Espero que os guste porque a mí no...
