Capítulo 4: "Hechos dispersos" y Capítulo 5: ''Amistad del pasado''(Helen, Anna)

¡Saludos! Después de estar cuatro semanas desaparecida del mundo de blogger aquí estoy con dos capítulos a la vez. Gracias. Sois lo mejores y más fieles seguidores que yo pueda tener jamás. Vuestro comentarios son fantásticos. De veras gracias. Sin más retraso los capítulos:
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(Narra Helen)

-Hemm, esto, ¡Hola! -dije titubeando.

- ¿Anna?-Sí soy yo. ¿Quién es?-preguntó al otro lado del auricular.

- Soy Helen, ¿Te acuerdas de mí? Estuvimos juntas en el colegio y…bueno ahora me he mudado y… ¡Estoy aquí en Beverly hills!-Dije al fin-Si no sabes quién soy, esto…

- ¡Claro que me acuerdo de ti so boba!-me cortó-Solo te estaba probando. ¡Me alegro mucho de que estés aquí! Añoraba Francia, ahora veo que un pedacito de lo que adoraba se ha venido aquí.- dijo cariñosamente

-¿Un pedacito? ¡Un pedazo muy grande!-bromeé.

–Me alegro de oírte, aunque espero verte. Te enseñaré el instituto, la ciudad y todo lo demás. Porque ¿irás a mi mismo instituto no?-dijo de sopetón

-¡Claro! Yo me alegro aún más. Me sentía muy perdida y confusa… ¡Gracias!-le respondí muy agradecida de verdad.

Estuvimos hablando un rato y luego colgamos. Quedamos en el parque a las cinco de la tarde, mañana. Había tantos recuerdos, hechos que viví con ella en mi cabeza… ¡Qué tiempos aquellos! Ojalá pudiera volver a vivirlos…

Se lo comuniqué a mi madre enseguida muy contenta, ella andaba muy liada colocándolo todo. Le ayudé y lo colocamos todo en un santiamén. Lo observó todo con aprobación. Ya era una hora considerable y la noche empezaba a caer.

Desde el balcón de mi nueva habitación contemplé aquel atardecer tan bonito, tan mágico... En aquellos instantes me olvidaba completamente del mundo y de mi padre. Había pensado muy intensamente en él y ahora mi interior se estaba recuperando poco a poco.

Empezaría una vida lejos de él y espero que sin traumas. Me sentía segura y protegida.

Me tumbé en la cama exhausta. No podía más. Entorné los ojos despacio y empezé a recordar cuando era una niña pequeña, sin preocupaciones siempre feliz. Jugando por los jardines de flores con Anna y sin nada turbio en la mente. Daría mucho por recuperar aquello…
Un rato después me dirigí a mi cama me desvestí y me puse el pijama. Hacía un calor horrible para ser de noche y no estaba acostumbrada a aquellas temperaturas. Miré al cielo. Ahora estaba cubierto por un manto de estrellas, y la Luna brillaba en lo más alto. Tras dar las buenas noches con un beso a mi madre abrí la ventana de par en par.

Quité la colcha de verano y me tumbé. Cerré los ojos instantáneamente y dormí en un plácido sueño, aunque caluroso. Tenía el presentimiento de que algo iba a cambiar en nuestras vidas…y que nunca jamás volvería a ser como antes…

(Narra Helen)

Me desperté de repente sin saber ubicarme muy bien. Me espabilé e hice un rastreo para buscar la ropa por toda la habitación. Me di una ducha fría que me sentó realmente bien en una mañana tan calurosa. Ya estaba con las pilas cargadas después de dormir nueve horas. Tomé un desayuno equilibrado y muy apetitoso, tenía un hambre voraz. Mi madre estaba enfrascada en la lectura de sus apuntes y diapositivas en su ordenador. Se había levantado de madrugada, tenía que terminar unos informes para su nuevo trabajo. Aunque su tarea era agotadora estaba feliz por empezar una nueva etapa en su carrera profesional.

La miré con satisfacción y busque mí móvil afanosamente. Me temblaban violentamente las manos y me recorrían escalofríos por la espalda no muy gratificantes. ¡Estaba tan excitada! Me encontraré con mi compañera después de tantísimo tiempo...

(Narra Anna)

Mi cabello flotaba vigorosamente y descendía en un tirabuzón immenso. Lentamente mordisqueé mi tostada untada de mantequilla. Mis padres hablaban sin cesar, diciéndome indicaciones, que intentaba asimilar para que el silencio volviese. Se marchaban a la compra acostumbrada de todos los domingos, permitiéndome tener la vivienda vacía. Esto era un gran beneficio para mí, podía hacer todo lo que me proponía. Recordé la cita con Helen, esto era muy gratificante. Estaba inquieta aquella mañana. -''¿Sabré reconocerla?'' -pensé.

De un momento a otro llegó la tarde. Ataviada con mi camiseta favorita, y repeinada doscientas veces me presenté en la puerta. Quería causar buena impresión. Quería causarle buena impresión.

Me encaminé hacia al parque, a unos escasos minutos de mi hogar. Avanzaba con zancadas largas, observando el cielo que se alzaba aquella tarde. Y allí me topé con ella. Vestía un sencillo abrigo de color blanco, y un vaquero que le resaltaba su figura. Unas zapatillas rojas preciosas, parecidas a las que llevaba yo en aquel momento; y su melena color marrón ceniza suelta a la brisa. Me saludó tímidamente y yo no me lo pensé dos veces. Me avalancé contra ella y le solté un cariñoso abrazo. Ella emocionada, sin que pudiese articular palabra, me abrazó también. Debo resaltar que era un momento muy especial.

-¡Cuánto has crecido!-bromeé mirándola de arriba a abajo. Me sonrió y me respondió:

-¡Tu también!-Soltó una risotada. Y esa fue la señal para que empezase una risa contagiosa a carcajadas limpias.
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Lo corto aquí, prometo que seguiré o añadiré algo más. Gracias. Espero que os haya gustado.